miércoles, 15 de diciembre de 2010

Crítica de El último bailarín de Mao

Bruce Beresford siempre será conocido por Paseando a Miss Daisy, filme que dirigió en 1989. Desde entonces han pasado 20 años y una decena de títulos más, y a pesar de ello el señor Beresford sigue arrastrando el recuerdo de las ‘simpáticas’ conversaciones entre Morgan Freeman y Jessica Tandy. Con El último bailarín de Mao tampoco podrá acabar con esta singular leyenda, ya que la producción que nos ocupa parece destinada a las estanterías de un vídeo club.


El filme cuenta la historia verídica de un joven chino que participó durante los años 80 en un intercambio con Estados Unidos. Al ver los encantos de la América libre de Ronald Reagan, donde además triunfó danzando, dijo adiós al uniforme de cuello tipo Mao y hola a las camisas tejanas, liándola parda entre los dos países. Como película hay que reconocer que se deja ver, sobre todo al inicio, cuando más se parece a una versión comunista de Billy Elliot, pero decrece al final (lejano como Oriente, ya que dura casi dos horas).

El mensaje político es más simple que el que destilaba a golpe de metralla Amanecer rojo, aunque no la criticaré por eso, ya que dice la pura verdad: en Estados Unidos eres libre y en China no. Pero Beresford podía haber tenido algo de mano con la evolución del personaje (que a mí personalmente me parece que debió ser un auténtico trepa, aunque lo intenten pintar de inocentón) y haber mostrado todas las contradicciones entre dos culturas tan distintas, no sólo las evidentes.

Para terminar, quizás sería injusto no destacar un punto fuerte de la película. Las coreografías de danza están filmadas como mucho mimo y, pese al abuso de la cámara lenta, se nota dónde se han gastado los cuartos. Será una gozada para los alumnos avanzados de ¡Fama, a bailar!


Recomendada para…

Los que prefieren la hamburguesa al rollito de primavera.


No recomendada para…

Maoístas ni aquellos que creen que El lago de los cisnes es una peli de Disney.


Te gustará si te gustó…

Billy Elliot y Los niños de Huang Shi.


Una curiosidad

El cambio de mentalidad del Li Couxin real fue tan radical que pasó de Guardia Rojo en China en su juventud a directivo de una consultora de inversiones en bolsa en la actualidad. Radicado en Australia, país que produce la película, el antiguo bailarín es ahora un auténtico broker de la firma Bell Porter. ¡Las vueltas que da la vida!


Una excusa para no ir solo al cine:

¿Una historia de amor y chicos en mallas? Mejor no vayas solo…

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