miércoles, 12 de agosto de 2015

Crítica de 'Ant-Man'

Continúa mi annus horribilis en cuanto a cine se refiere, con decepciones una tras otra en los estrenos: 'Inside out', 'Jurassic World', 'Terminator'. Cada una a su manera era peor de lo que esperaba y 'Ant-Man' no les ha ido a la zaga. 'Star Wars' sigue siendo el faro que me guía (diciembre, qué lejos estás).

Limitada en presupuesto y quizás en ambición respecto a las hermanas mayores de Marvel, 'Ant-Man' se presentaba como la comedia de superhéroes del verano. De hecho, el prota, Paul Rudd (hasta su muerte será conocido como el novio simpático de Phoebe en 'Friends'), está encasillado en esta clase de papeles. Y como una de las cosas que me ha sorprendido para bien de la nueva saga de película Marvel era el humor, pensé que las aventuras del hombre hormiga no estarían mal. Pero el resultado de tan limitada apuesta es, como cabría esperar, limitado.

Vayamos por partes. Ant Man presenta al mencionado Rudd como Scott Lang, un ladrón caído en desgracia y recién salido de la cárcel. El aspecto familiar es edulcorosamente importante en el filme así que Scott, divorciado, quiere recuperar el respeto de su hija (que pese a lo que le digan los otros personajes, fallito del guión, en realidad nunca pierde). Y encuentra una oportunidad de oro transformándose en un superhombre diminuto con la tecnología de Hank Pym (Michael Douglas, que se pasa la peli entera pidiendo que le saquen de ahí). Ayudado por la hija de Pym (Evangeline Lilly) y un trío de perdidos (entre los que destaca un cachondo Michael Peña), se enfrentará a un empresario sin escrúpulos interpretado por Corey Stoll (sí, ¡viva Peter Russo de 'House of cards'!) que quiere vender el ant-ídoto (chiste de la casa, se aceptan aplausos) a una panda de maleantes.

Actores de segunda fila o en declive, escenarios limitados, los spin off o las historias paralelas de 'Los Vengadores' suelen jugar en Segunda y con herramientas diferentes. Aquí se trataba de resaltar el humor, pero no termina de ser una producción tronchante, así que se queda un poco a medio. Vale, está el golpe del tren de juguete, pero es lo que sale en el tráiler, sin más. Como hemos dicho antes, el personaje de Peña es de lo mejor, pero es secundario. Quizás habría sido más interesante una película centrada en él, quién sabe.

Y los efectos especiales, aunque originales (o no tanto si has visto 'Cariño he encogido a los niños'), una vez vistos la primera vez, no hacen más que repetirse sin pausa.
Hay guiños por supuesto a Los Vengadores (una en concreto parece anticipar lo que ya se sugería en la última parte de la franquicia, las tentaciones absolutistas de Iron Man y la Guerra Civil), aparición de Scott Lee y escena tras los títulos, como manda Marvel.

Para terminar, una advertencia a los 'odiantes' de los insectos. Aunque no aparecen en el tráiler, las hormigas son muy, muy, pero que muy importantes en el filme. Así que si no son de tu agrado (a mí personalmente siempre me han caído bien) mejor pasa de ver Ant-Man.

Pues eso, que si como yo mantienes un delicado equilibrio económico entre estrenos que ves en el cine y los que ves por otros medios, aquí tienes una peli para esta segunda categoría, también admisible en cines de verano, videoclubs o televisión.

viernes, 7 de agosto de 2015

Crítica de 'Extinction'

Vuelvo a hablar de películas otra vez. Durante estos dos años de parón he visto tanto cine como antes, si no más, pero he dejado abandonado el blog y ahora me decido a retomarlo. Espero que mis críticas os diviertan y que tengáis en cuenta que mi formación fílmica es nula, sólo trato contar lo que me gusta y denunciar la basurilla que a menudo nos intentan vender. Allá vamos.

Que a los españoles nos gustan las historias sobre el fin del mundo, está claro. Que las sepamos hacer, eso ya es otra cosa. ‘Extinction’ es el nuevo intento del cine patrio (aunque con cáscara hollywodiense) de hacer una peli de ciencia ficción, apoyada en tres premisas que últimamente funcionan: crisis mundial, zombies y terror en casita de madera. El resultado es un pastiche general de cualquier título zombie de los últimos años, mucho de ‘Soy leyenda’, quizás también un poco de ‘Señales’ y ya puestos, algo de ‘El día de mañana' (por la nieve digo, que no sé qué pinta en la peli). El estreno, 14 de agosto.

Dirigida por Miguel Ángel Vivas (‘Los tres cerditos’, de la serie Cuéntame un cuento, o ‘Secuestrados’) y protagonizada por el Mathew Fox (‘Perdidos’ y así sigue el pobre), Jeffrey Donovan (mejor) y la pequeña Ahna O’Relley (también bien), cuenta con dos pequeños papeles femeninos: Quinn McColgan y Clara Lago (sí, la chica de ‘Ocho apellidos vascos’, que pega tan poco en aquí como la nieve antes citada).

La película relata la vida de dos vecinos en sendas casas de madera en un mundo frío, no se sabe bien por qué, separados por vallas y recelosos el uno del otro. Nueve años atrás huían juntos en un autobús de refugiados cuando fueron atacados por zombies. Lo que ha pasado entre ellos desde entonces se va contando en flashbacks, y la niña de la historia resulta clave para comprenderlo. Pero lo cierto es que no queda claro si la peli es de terror y zombies, como intentan vendernos los carteles y el tráiler, o de conflictos familiares con visitas inesperadas, como termina pasando. Y como el guión no abunda mucho en esto último, tampoco es que estemos ante un sesudo análisis de la naturaleza humana.

Sustos, más bien pocos. Cuando un personaje es enfocado de frente y mira hacia el horizonte, sabes que algo va a cruzar por detrás. Y lo mismo si escudriña a través de la ventana. Intuyes también que cometerán una torpeza en cierto punto de la historia que facilitará el desenlace final. Y en realidad va quedando pronto claro cómo terminará.
Lo anterior sirve quizás para describir muchas películas que, más o menos ambiciosas, han terminado funcionando. Pero 'Extinction' no funciona por más que lo desee mi vena patriótica (de todas formas también hay producción francesa y húngara). A sus fallos de guión (y conceptos que simplemente se plantan ahí en medio, sin justificarlos) se une esa falta de un objetivo claro de los creadores y cierta puerilidad en el planteamiento, que algunos autores consideran propio del cine comercial, pero que precisamente la verdadera industria del cine sabe ocultar condimentada y aquí se lanzan a lo bruto (ver sección de spoiler, al final de la crítica).

Bueno, quien se mueva un poco por mi blog verá que nos es que no me gusten las pelis de zombies o ciencia ficción precisamente, sino los productos mal diseñados. No terminaré la crítica sin resaltar que la fotografía merece mi aplauso, creando imágenes impactantes y escenarios preciosos, pero está claro que no sirve por sí sola para levantar esto.
Si lo que queréis es cine de terror, apocalipsis y zombies, mejor mirad a Reino Unido y Norteamérica: '28 días después' y 'El amanecer de los muertos' le dan mil patadas. Y no sólo por el presupuesto, los primeros diez minutos de esta última ya son mejores que todo 'Extinction'. Y si la cosa es ver cine español de género, la mucho más humilde ‘3 días’ resulta más meritoria.

Zona spoiler

Si estás decidido a ver la película, evita leer lo que explico aquí abajo. En cualquier caso, el grado de destrozo de la película de los comentarios no es muy profundo. Más bien preparatorio.

- Ese cartel tramposo merece una demanda: Los protagonistas aparecen en una ciudad destruida que aparece literalmente medio segundo en la película. Estamos ante un apocalipsis rural o de extrarradio como mucho. De los bichos que aparecen sobre los coches, tampoco hay mucho.

- Qué decir de esa letra Z pintada en sangre también sobre el cartel. Dame zombies y dime tonto, parece querer decir. Y nada de eso. Los zombies se muestran en la secuencia inicial y sin mucha fanfarria. Lo de después son más bien vampirillos del tipo 'Soy leyenda', y no en hordas, más bien a cuentagotas.

- Pero ¿qué demonios está pasando?: ¿De dónde salen los primeros zombies? ¿Por qué no deja de nevar? ¿Ha producido el cambio climático el apocalipsis o es al revés? ¿Cómo han mutado en sólo nueve años los monstruos? Nada de esto será respondido durante el filme, así que pierde toda esperanza.

- Que el apocalipsis no arruine tu look: Las latas de habas y el arroz no se estropean pese al paso del tiempo (y nueve años son muchos). Los cereales siguen siendo crujientes, y la gasolina mantiene sus cualidades. Bombillas, velas, muebles, vehículos, ropa (madre mía la ropa, como salida de la tienda). El corte de pelo y el afeitado tampoco es un problema, no dejes que el fin del mundo te haga parecer un pordiosero.

- Estoy muy loco: Uno de los protagonistas oye voces por la radio. Son como las de 'El resplandor', de ésas chungas. Pero las voces desaparecerán cuando se reconcilie con sus vecinos. Porque todo el mundo sabe que los psicópatas se recuperan cuando les das confianza.

- Monstruos ciegos y sangrantes: Los engendros que atacan a los desventurados protagonistas son fuertes, ágiles y oyen muy bien, pero están ciegos (clichetazo) y pese a ellos tampoco parece tener olfato. Vamos, que peligrosos, peligrosos, no son. Además tienen la extraña característica de cicatrizar sus heridas aunque les rebanes un brazo. Pero oye, sus cuerpos parecen siempre rodeados de heridas que no terminan de coagularse. Diseño bonito, pero coherencia, ahí ahí.

- Dispara a la cabeza, por favor: Hasta el cura de mi barrio sabe que si un ser paliducho y sangrante te ataca sin descanso, y que ni la paliza más bestial consigue frenarlo, probar a dispararle a la cabeza puede ser una opción inteligente. Pues aquí hacen falta nueve años y que lo proponga la niña para descubrirlo.

viernes, 29 de noviembre de 2013

Crítica de '3 bodas de más'

‘3 bodas de más’ es, al fin, una gran comedia española. Es un título con el que te ríes continuamente, tiene una protagonista que te resulta simpática desde el minuto uno y una galería de secundarios de lujo. Es, además, la confirmación de un director con mucho talento, Javier Ruiz Caldera, y de que es posible hacer una película española sin necesidad de decenas de subvenciones (no ver al inicio de la proyección la absurda sucesión de logotipos de instituciones oficiales y gobiernos regionales ya fue una buena señal). La cinta comienza cuando, a la vez, se ciernen sobre Ruth (Inma Cuesta) las bodas de tres ex novios. Las celebraciones, la extraña relación con un compañero (el guaperas del internado Martín Rivas) y su no menos estrafalaria madre (Rossy de Palma) le llevarán a decidir qué hace con su vida. Por el camino se cruzará un Paco León surfero, un Berto Romero puñetero y un Quim Gutiérrez sensacional como chico perfecto/desastroso; sin olvidarnos de la aparición estelar de Joaquín Reyes en los títulos finales. La comedia toca un poco de lado el miedo a madurar y tomar decisiones de la protagonista, aunque en seguida se lanza a una carrera de gags que llevan a un previsible aunque no por ello menos deseado final. A nadie debe sorprender que Caldera opte por seguir las reglas de la comedia anglosajona, tanto la inglesa (‘Bridget Jones’ o ‘Cuatro bodas y un funeral’, recordémoslo, también con finales previsibles) como la americana (principalmente ‘Algo pasa con Mary’), pues es un género que funciona y ya aplicó con éxito en la un poco más floja ‘Promoción fanstasma’. Rodada en la costa barcelonesa, el filme también se apoya en bastantes situaciones típicas de la cultura española y sin embargo obvia cualquier presencia de signos catalanistas.
El trabajo de Inma Cuesta es sensacional. Interpreta a una perdedora nata, sin miedo al ridículo (genial la canción de Europe en el coche o escatológica escena del baño con el mantón) y demuestra aquí tener una gran capacidad de registros, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos ante la protagonista de la dramática ‘La voz dormida’ (con la que obtuvo un Premio Goya) o ‘Blancanieves’. Se nota también que hay mucho trabajo en los apartados de sonido, iluminación y fotografía, lo que, junto a detalles nimios pero meritorios como que los dos compañeros de piso de Martín se llamen Takeshi y Lars (en honor, imagino, a los prestigiosos directores Kitano y Von Trier) o una divertida campaña de publicidad con consejos tipo 'Zombieland', denota un esfuerzo por enriquecer la película que no suele abundar en las comedias españolas.

martes, 26 de noviembre de 2013

'The world's end' review

Edgar Wright (director), Simon Pegg and Nick Frost (actors), the creators behind ‘Shaun of the dead’ and ‘Hut Fuzz’, have come back. Now they are supposed to close their funny Cornetto trilogy with ‘The world’s end’, and we have reason to celebrate it. After the slow zombie horde and the trigger-happy police officers, now we have an alien invasion, but it is only an excuse to make another hilarious comedy, may be the best of all three. The film begins with the legendary memories of Gary King (Pegg), an adult-boy that can’t forget his high school years. He decides to get the old crew together and return to his native town, where they have an alcoholic challenge to break, a sort of 12 Stop Local Pub Route (the crew years ago and now in the picture below). That funny and stupid goal suddenly transforms into a crazy extraterrestrial conspiracy, with an extra characteristic: ‘The world’s end’ is clearly a better film than most of the serious sci-fi pictures it is based.
So here we go. Gary, his friend Andy (Frost) and the other gang members, with an old girlfriend (Rosamund Pike, from ‘Jack Reacher’ and ‘Wrath of the titans’) and some supporting actors like Pierce Brosnan or Martin Freeman ('The Hobbit'), fighting against the alien with easy bar chairs and some glass of beer. Are you still asking for more? Wright has certainly found a personal cinema rhythm that applies with excellent results to the ‘The world’s end’. Personally, I think that it worked with ‘Shaun of the dead and’, less with ‘Hot Fuzz’ and became again with a success in ‘Scott Pilgrim vs. the world’ (his only American film apart from short ‘Don’t (s)’ in Taratino’s ‘Grindhouse’ until now. He will direct ‘Ant-man’ soon).

lunes, 25 de noviembre de 2013

Crítica de Bienvenidos al fin del mundo (The world's end)

Vuelven el director Edgar Wright y los cómicos Simon Pegg y Nick Frost, o lo que es lo mismo -el corazón de ‘Zombies party’ y ‘Arma fatal’- con el presumible cierre de una divertidísima trilogía de parodias de la mano de ‘Bienvenidos al fin del mundo’ (The world’s end). Si antes fueron muertos vivientes y policías de gatillo fácil, ahora les toca a las invasiones extraterrestres, creando otra nueva comedia desternillante y seguramente la más completa de las tres. La historia comienza con los recuerdos de Gary King, un cuarentón acabado que reúne a la antigua pandilla del instituto para volver a su pueblo natal, una pequeña localidad inglesa, y tratar de completar una gira por todos los pubs de la localidad, algo que estuvieron a punto de lograr años atrás (en la imagen inferior, la pandilla ahora y cuando iban al instituto). Pero lo que parece tan sólo un divertido tratado sobre los males de la nostalgia se transforma de repente en una desternillante película de conspiraciones alienígenas y acción absurdamente tronchante.
Tenemos, como antes se ha dicho, a Simon Pegg haciendo de Gary y a su mejor amigo Andy (Frost), junto a un antiguo ligue, la también británica Rosamund Pike (‘Jack Reacher’ e ‘Ira de Titanes’), y a una galería de secundarios entre los que se incluye a Pierce Brosnan o Martin Freeman ('El Hobbit'). Todos están de fábula en este género porque parecen haber pillado el ritmo cada vez más vertiginoso que imprime Wright a sus películas, característica también de su único proyecto americano hasta ahora, ‘Scott Pilgrim contra el mundo’ (si no contamos el corto Don’t (C) que acompañaba a la sesión doble Grindhouse de Tarantino). Decididamente se trata de un filme que vale la pena ir a ver al cine, tanto para los que ya han visto las películas anteriores, como para los que empiecen ahora. Encontrarán una comedia tan trabajada que supera a muchas de las películas pretendidamente serias sobre desastres y marcianadas en las que se basa, tan sólo a ritmo de inteligencia y buen gusto. Esperemos que Wright no se quede ahí y amplíe su lista de parodias que él mismo ha denominado "The Cornetto trilogy", por la aparición de este clásico helado.
Ah, permitidme mi acostumbrada diatriba contra los impresentables distribuidores españoles: "A ver, ¿por qué demonios no se puede llamar esta peli simplemente 'El fin del mundo', como se llama originalmente? ¿Para que puñetas le ponéis lo de 'Bienvenidos' delante? Vale, queréis atraer a los despistados que se crean que es otra peli como 'Bienvenidos a Zombieland'(que tampoco tenía el saludo en su título original, por cierto). ¿Así de tontos pensáis que son los espectadores epañoles? ¿No os bastó con llamar 'Zombies party' a 'Shaun of the dead'?". Vale, ya me he quedado más tranquilo.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Crítica de Blue Jasmine

‘Blue Jasmine’, lo último de Woody Allen, es una obra diferente gracias a la gran interpretación de Cate Blanchett. No sé si ésta era la intención inicial del director neoyorquino, pero la actriz logra echarse toda la película a las espaldas y la hace suya, lo que supone una gran diferencia respecto a sus anteriores filmes, casi todos eminentemente corales. Ella soporta con dosis de tragedia, esperpento, esnobismo y finalmente ridículo el peso fundamental de la trama, mientras que los secundarios aportan la comicidad propia de toda peli de Allen. La historia comienza con Jasmine (Blanchett) viajando de Nueva York a San Francisco en busca de refugio en casa de su hermana (Sally Hawkins) tras caer en desgracia. Su marido (Alec Baldwin) era un estafador del estilo de Bernie Madoff y la ha dejado en la ruina y ella intentará reconstruir su vida sin poder, ni en realidad querer, olvidar su lujoso pasado. La cinta, como la mente de Jasmine, viaja de Nueva York a San Francisco con flashbacks que explican la caída en los infiernos de esta otrora princesa de Manhattan. El argumento, una vez en la casa de la hermana, es bastante similar al clásico ‘Un tranvía llamado deseo’, por lo que no se trata de una obra excesivamente original, algo en cualquier caso normal en Woody Allen.
Entre los personajes que se cruzan en su nueva vida está un avejentado Peter Sarsgaard (An education), el humorista Louis CK (aquí va un enlace de un genial monólogo), un divertidísimo Bobby Cannavale y el legendario Andrew Dice Clay (Las aventuras de Ford Fairlane). Como se ha dicho antes, son ellos los que le dan el toque de humor a una historia que de otra forma sería una gran tragedia. No termino de tener claro si Blue Jasmine es la mejor película de los últimos años del genio de Brooklyn, como muchos críticos anuncian. A mí, por ejemplo, me dejó mejor sabor de boca ‘Midnight in Paris’ y me impactó mucho más 'Match Point', pero ninguna de ellas nos regalaba una actuación tan estelar como la de Cate Blanchett, que optará con fuerza a los Oscar. Así que lo dejo en sus manos, vean y juzguen, pero si de verdad les gusta el cine, disfrutarán con el papel de la ‘pobre’ Jasmine.
Ah, de nuevo como director de fotografía el español Javier Aguirresarobe, ofreciendo un buen trabajo.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Crítica de El juego de Ender: libro vs película

El juego de Ender es una novela mítica en el mundo de la ciencia ficción escrita por Orson Scott Card. Tras su publicación en 1985, el título recibió los premios más prestigiosos del género y se transformó así en una historia de culto. Y casi 30 años después, en plena crisis de creatividad en Hollywood, llega al cine con un resultado, en mi opinión, bastante decente, si bien creo que, al igual que el libro, se dirige a un público bastante reducido. Dirigida por el director sudafricano Havin Good -responsable de la prometedora Tsotsi y el fiasco Lobezno- la cinta cuenta la historia de Ender, un muchacho que será entrenado para liderar el ataque de la Tierra contra sus antiguos enemigos, una peligrosa raza extraterrestre. El pequeño está interpretado por el genial Asa Butterfield (La invención de Hugo), bajo el duro entrenamiento de Harrison Ford y Ben Kingsley. Los otros rostros conocidos son el de una de sus compañeras en la escuela de estrategia, Hailee Steinfield (la vengadora niña de Valor de ley), y su hermana, Abigail Breslin (Zombieland).
La película dura casi dos horas y para los amantes del género se hará incluso corta, pero como he indicado al principio, quizás para el espectador medio se haga larga (mi acompañante, en concreto, se conectó al Whatsapp a mitad de filme). El caso es que si has leído el libro, poder ver los impresionantes escenarios de la sala de batalla, el juego virtual o el planeta extraterrestre resulta impresionante, pero no tengo claro que resulte así para el resto de espectadores. Dicho esto, tengo que decir que no entiendo las críticas negativas hacia la película de los fans del libro de Scott Card. De acuerdo, la historia es muy original, pero hay que reconocer que está bastante mal escrito, como por otro lado ocurre con casi todas las novelas de ciencia ficción. Porque reconozcámoslo, los autores y seguidores de este género se preocupan mucho más por el contenido que por la forma.
Algunos de los reproches se dirigen al hecho de que se haya eliminado la subtrama de los hermanos como líderes de opinión en la Tierra, algo entendible dado lo limitado del metraje y que en realidad no aporta nada al argumento principal. La misma limitación de tiempo empobrece las escenas del periodo de entrenamiento de Ender y las propias batallas, y aquí sí que nos encontramos con un problema, ya que a vaces da la impresión de que El Juego de Ender es el resumen de otra película más larga que ha tenido que recortarse. En resumen, una peli recomendable para los que leyeron el libro (siempre que no sean talibanes) y para los amantes de la ciencia ficción en general.