martes, 20 de diciembre de 2011

1. Cine de zombies. 7: Sin verlas venir

Séptimo mandamiento: La epidemia siempre sorprende al protagonista en plena vorágine

La epidemia siempre sorprende al protagonista en plena vorágine. Como ciudadanos medios, los personajes de esta clase de cintas no suelen ser testigos de la llegada de la tragedia, así que les golpea en plena cara, cuando todos sus vecinos y hasta el cartero son carne de gusano andante. De hecho, los protagonistas ni siquiera tienen la opción de ver la crisis venir, de escuchar inquietantes noticias en la radio o vídeo en Youtube.

Por ejemplo, en Dawn of the dead (2004), el personaje interpretado por Sarah Polley trabaja en un hospital, pero se marcha a casa justo cuando comienzan a llegar pacientes 'rabiosos' y se mete en la ducha con el novio en el momento que la televisión emite una noticia sobre los primeros zombies. En Shaun of the dead, como buena comedia que es, los protagonistas son tan cortos que ni se dan cuenta hasta que los tienen literalmente encima.

Una y otra vez, los directores se las ingenian para que el actor esté menos informado que un grupo de misses en plena convivencia. Lo normal es que el espectador, convenientemente alertado por el título de la peli, reciba además pistas por medio de reportajes de televisión o sonidos de ambulancias. En la serie británica Dead set la cosa es más fácil porque los personajes están encerrados en la casa de Gran Hermano y no se enteran de nada. La premisa es clara: tú sabes lo que va a pasar pero el pobre prota no.

Monstruos obreros contra humanos obreros

Y así llegamos a otro de los puntos en común de las pelis de zombies: los protagonistas son siempre gente corriente, el típico ciudadano medio que debe olvidar su rutina diaria para enfrentarse al fin del mundo. Son personajes anónimos, no médicos o investigadores relacionados con el origen del mal. Nunca aparecen, como en otras producciones de catástrofes, salas de control en las que un grupo de militares y científicos intentan frenar la pandemia; ni un heroico presidente dispuesto a animar a sus compatriotas con emotivos discursos. No, si los zombies son los proletarios del terror, sus antagonistas son una y otra vez proletarios comunes.

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