Frase de cine
“Puede que hayamos publicado muchas tonterías, pero todas eran verdad”
Randy Quaid, The Paper (Detrás de la noticia)
Crítica
Durante los años sesenta y setenta Hollywood reaccionó a las tensiones de la guerra fría y el ‘macarthismo’ con una serie de títulos que inauguraron el thriller político, como Siete días de mayo, El candidato y Todos los hombres del presidente. Caza a la espía (Fair Game en inglés, es decir, Juego Limpio) cumple las normas de este subgénero casi a rajatabla: protagonistas idealistas y algo ingenuos enfrentados a políticos perversos, con una trama in crescendo y un espíritu claramente izquierdista, fruto del carácter progresista de la industria cinematográfica estadounidense.
La historia narra las presiones sufridas por la espía Valerie Plame y su esposo, el diplomático retirado Joe Wilson, cuando éste último revela a la prensa un engaño del Gobierno Bush Jr sobre las armas de destrucción masiva para justificar la guerra de Irak. Como algunos habrán adivinado, se basa en un hecho real, un caso que conmocionó a la sociedad norteamericana y provocó un amplio debate sobre el conflicto bélico.
Apoyada en las grandes interpretaciones de Naomi Watts y Sean Pean, Caza a la espía consolida el resurgir del cine político en el nuevo siglo, y aunque no es comparable a los grandes títulos de los sesenta ni a la genial Buenas noches y buena suerte de George Clooney, cumple de sobra para mantenerte cerca de dos horas pegado a la butaca preguntándote por qué el mundo es tan injusto y deseando que la verdad triunfe.
Hay que reconocer que la dirección de Doug Liman no llega a la altura de Frankenheimer o Pakula, pero mantiene el tipo y huele a clásico, a pesar de los dichosos movimientos oscilantes de la cámara (puede que un homenaje a los DVD piratas) y a la corta y más bien ligera carrera de este realizador, en la que sólo destacaba hasta ahora El caso Bourne. Sin embargo Naomi y Sean se bastan para recordarnos a Kirk Douglas tratando de evitar un golpe de estado o a Robert Redford y a Dustin Hoffman removiendo los cimientos de la Casa Blanca. Y eso es suficiente para celebrar que el séptimo arte sigue palpitando.
Recomendada para…
Pacifistas y soñadores.
No recomendada para…
Halcones y ‘neocon’.
Te gustará si te gustó…
Buenas noches y buena suerte, Todos los hombres del presidente y Siete días mayo.
Una curiosidad
Los títulos de crédito de la película recogen la comparecencia real de la espía Valerie Plame ante la comisión de investigación del Senado. La secuencia final del film muestra primero a Naomi Watts sentada ante los senadores y después la imagen verdadera emitida por televisión, en la que se demuestra el enorme parecido entre ambas mujeres.
Una excusa para no ir solo al cine:
No te pierdas lo que se cocía en Estados Unidos e Irak mientras nuestro presidente se hacía la foto de las Azores.
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