El género zombie está más vivo que nunca. Las hordas de muertos, que tras años de arrastrarse por la salas de serie B, se terminaron colando en los estudios de las grandes productoras de Hollywood e incluso en nuestras librerías, llegan también ahora a la televisión. Fox estrena esta semana The walking deads, la segunda serie de esta temática después de Dead set (el Gran Hermando zombie inglés), y a tenor del capítulo piloto, nos encontramos con un gran trabajo.
The walking deads se basa en un cómic homónimo creado por Robert Kirkman y sigue prácticamente a rajatabla los tradicionales cánones de esta clase de filmes: infección masiva, zombies lentos, colapso de la civilización y grupo de supervivientes. El protagonista es un sherif del sur de Estados Unidos (Atlanta) llamado Rick Grimes que despierta en el hospital tras sufrir un tiroteo y descubre que el mundo se ha ido al carajo.
La premisa no es nada nueva teniendo en cuenta que tanto 28 días después como Resident Evil 2 comenzaban exactamente del mismo modo y El amanecer de los muertos o La noche de los muertos vivientes de una forma similar. Sin embargo, el espíritu que impregna el guión es más sentimental de lo acostumbrado y aquí los zombies sirven de escenario para experimentar con los personajes. Para ejemplo, el dilema de un hombre que no sabe si rematar a su mujer transformada en no muerta que ronda por los alrededores de su casa atrincherada.
El sherif es interpretado por un actor inglés carne de teleserie (a excepción de su pequeño papel en la reciente cinta francesa Los seductores y hace algo más en Love Actually) y cuyo rasgos recuerdan mucho a Viggo Mortensen, Andrew Lincoln. Se trata de un poli bueno al estilo del prota de The Crazies arrojado a un mundo apocalíptico que no entiende. Por eso es digno de elogio que los guionistas lo hagan balbucear y llorar antes de coger su pistola.
Eso sí, los amantes del gore pueden estar tranquilos ya que no faltan sangre ni vísceras y también hay tiroteos y persecuciones pero, por lo visto en el programa piloto, se trata de acción realista (por llamarlo de algún modo).
En fin, a los amantes de este género, entre los que me encuentro, nos aguardan unas entretenidas (e inquietantes) veladas frente al televisor.
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