viernes, 15 de abril de 2011

Crítica de Código fuente

Frase de cine

“Les daré un pronóstico para el invierno: será frío, oscuro y durará… el resto de sus vidas”.

Bill Murray (El día de la marmota)



Crítica

El capitán Stevens (Jake Gyllenhaal) está atrapado en el cuerpo de otra persona, junto a una chica que no conoce (Michelle Monaghan) y viajando en un tren que en realidad ya ha sido destruido en un atentado. Su objetivo, descubrir al terrorista antes de que vuelva a matar. Y atención, sólo he contado los primeros ocho minutos de la película. A partir de ahí el director Duncan Jones (Moon) se dedica a ir abriendo el punto de vista del espectador y mostrar poco a poco los detalles que rodean la búsqueda del asesino y la propia existencia del militar, encargado de vivir una y otra vez la explosión del ferrocarril. El resultado es un thriller que recuerda a Atrapado en el tiempo (o El día de la marmota), pero que tira mucho más hacia el Déjà vu de Denzel Whasington.

Sin embargo, Código fuente tiene el ya característico toque de su realizador (y eso que ésta es sólo su tercera película), y las coincidencias con su anterior trabajo, la genial Moon, son evidentes. Gyllenhaal no está tan tremendamente solo como Sam Rockwell en la base lunar, pero en esencia debe apañárselas por su cuenta. Como él, debe afrontar una tarea vital para la humanidad y al igual que a éste, sus jefes sólo le han contado parte de la verdad, y tendrá que ir descubriendo a lo largo del filme la inquietante realidad. Los giros del guión también son esenciales en ambas películas y el final, similarmente abierto.

Hasta aquí el crítico bueno de mi pareja de cinéfagos, pero ahora le toca el turno al malo. Es cierto que hay semejanzas con Moon, pero de esta comparación Código fuente sólo puede salir mal parada. Duncan Jones parece haberse rendido a las grandes productoras de Hollywood y la película que hoy se estrena es más previsible y simpática con el espectador que la anterior. Además, hay que hacer verdaderos esfuerzos para tragarse algunos de los planteamientos argumentales que da por sentados el filme, como el sistema para viajar en el tiempo o el habitáculo en el que aparece el protagonista.

Tampoco se puede decir que las actuaciones sean muy meritorias y eso no puede ser culpa de Gyllenhaal, que ha demostrado en más de una ocasión que es un gran actor, así que la responsabilidad la debemos buscar en el propio formato de la película y las exigencias del director. Los paralelismos entre el Rockwell de Moon y el prota de Código Fuente son de nuevo desfavorables para éste último. En fin, una cinta que está bien pero que podría haber estado mucho mejor.


Recomendada para…

Quien necesita más de una oportunidad para “lanzarle un pico” a su pareja.


No recomendada para…

Aquellos que se desesperan en el transporte público.


Te gustará si te gustó…

Déjà vu, Matrix y Memento.


Una curiosidad

La mayor parte de la película transcurre en los vagones de un tren. Pues bien, este escenario fue construido a semejanza del metro de Chicago y montado como si de un Lego se tratara, ya que todas las piezas, desde ventanas a butacas, se pueden desmontar en un momento para colocar la cámara en el lugar adecuado. Al ser un escenario fijo, evidentemente no se mueve por las vías pero una máquina situada bajo el suelo reproducía el característico traqueteo del tren y las pantallas verdes que rodeaban todo el vagón permitieron después añadir las imágenes del paisaje.


Una excusa para no ir solo al cine:

Descubrirás cómo una película que sólo consiste en la repetición de una secuencia de ocho minutos puede ser entretenida.

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