Crítica de Super 8

Frase de cine

"Los niños nunca deberían ir a la cama, cuando despiertan son un día más mayores".

Johnny Deep (Descubriendo Nunca Jamás)




Crítica

Super 8 es una gran película, una de esas producciones que gustan a todo el mundo y avergüenzan al resto de creadores. De hecho, no entiendo por qué no se estrenó en julio en los cines y las distribuidoras nos habrían ahorrado así un verano repleto de filmes de ínfima calidad. Y sin embargo, siendo tan buena, no es la obra maestra que muchos esperábamos. Supongo que como ocurre con un hijo listo, de JJ Abrams (Lost, Cloverfield) y Steven Spielberg (je, qué decir de él si ni siquiera el corrector de Word lo subraya de rojo como error) siempre se aguarda algo mucho mejor.

Pero vamos por partes. Sin desgranar el misterioso argumento, que es parte de su encanto, basta decir que la acción comienza durante el rodaje de un film amateur por parte de unos escolares a finales de los 70. Reunidos en uno de los escenarios de la película, una estación de tren, los niños son testigos de un espectacular accidente, tras el cual se suceden extraños sucesos. Los problemas familiares de la pareja protagonista jugarán también un importante papel.

La cinta es un homenaje nada velado al cine de los años 80. Así, hay referencias a la pandilla de Los Goonies y a su aventura sin adultos; al abandono por parte de los padres y a la solidaridad entre amigos de Cuenta conmigo; a la relación con los extraterrestres de ET y Encuentros en la tercera fase; y podríamos seguir sin parar un buen rato. Sin embargo, durante la visión de Super 8 no dejó de acompañarme una sensación que ya he vivido con otras películas recientes de Spielberg (aunque aquí sólo sea el productor), y es que el genial director se ha convertido en algo así como un niño grande incapaz de adaptarse a los nuevos esquemas del cine cuando quiere emular sus éxitos pasados (la cuarta de Indiana Jones, por ejemplo) aunque genial cuando innova: La lista de Schindler y Salvar al soldado Ryan. Y hago este comentario con la seria duda de si la culpa es suya o en realidad mía, ya que quizás fui demasiado ambicioso al imaginar que esta producción me impresionaría tanto como cualquiera de la anteriores, sin darme cuenta de que puedo ser yo el que no me he adaptado al final de los años 80.

Del realizador, JJ Abrams, hay que reconocer que sabe mantener la tensión durante toda la trama, ofreciendo poco a poco esas dosis de información que mantienen al espectador clavado al sillón. Sólo echo en falta el miedo en estado puro que me hizo sufrir Cloverfield (Monstruoso en España, esa película rodada en el plano subjetivo de una videocámara acerca del ataque a Nueva York de un gigantesco animal). Cierto es que esta última trataba de parecer real mostrando una historia totalmente fantástica y Super 8 se parece algo más a un cuento infantil, no exento eso sí de violencia y sangre.

En fin, no se dejen llevar por las frustraciones de un cinéfago algo desalentado y vayan a ver Super 8, es cine del bueno y con eso basta.


Recomendada para…

Nostálgicos.


No recomendada para…

Quienes disfrutaron con Independence day e Invasión a la tierra.


Te gustará si te gustó…

Los Goonies, ET y Cuenta conmigo.


Una curiosidad

En una peli de Abrams, como de sus capítulos de Perdidos, siempre hay decenas de detalles curiosos a destacar, porque es un director obsesionado precisamente con los mensajes ocultos, subliminales o a veces muy evidentes. Sin ir más lejos, utiliza el cartel promocional de la película para hacer publicidad de su mítica serie. Intenta encontrar el título, es muy sencillo.


Una excusa para no ir solo al cine:

Super 8 es una película para ver en pandilla.