lunes, 22 de agosto de 2011

Super 8, Abrams a medio gas

La semana pasada pude ver Super 8 -dirigida por J.J. Abrams y producida por Steven Spielberg- y salí del cine algo decepcionado. No sé lo que falla en la película pero algo no funciona. Es un claro homenaje al cine juvenil de los años 80 y como tal podría pasar por la continuación de Los Goonies (aunque bastante más violenta). Tiene algo del espíritu aventurero de esa, otro poco de los problemas con los padres de Cuenta conmigo, el encuentro con vida extraterrestre inteligente de ET y e incluso el ambiente de conspiración militar del Gobierno de Juegos de guerra o Encuentros en la tercera fase.

Y contando con todo, ni la historia ni los personajes acabaron de atraparme. Puede que por tratarse de una película actual no me resulte fácil tragarme ese espíritu inocente que trata de emular, tan presente en los filmes antes citados. Además, tampoco mantiene la intriga ni llega a crear el miedo que generaba Cloverfield (Monstruoso), donde sí se captaba el ambiente de intriga que tanto funcionó en Perdidos, ambas producciones con el sello de Abrams.

Dicho esto, hay otra posible explicación para mi desencanto con Super 8. Quizás me parece mucho más floja que los clásicos ochenteros porque yo entonces era sólo un crío y esas películas me hacían soñar con más facilidad. No dejo de darle vueltas a la extraña sensación que me produce verlas hoy en día: ¿es ilusión o simple melancolía? ¿me hacen soñar de nuevo o sólo rememoro lo que sentí al verlas por primera vez? En cualquier caso, todo eso es algo con lo que Super 8 nunca podrá competir.

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